Por fin, Key había encontrado trabajo. Después de tantos y tantos años robando para poder sobrevivir. Sus poderes le ayudaron bastante, para qué mentir; pero nunca se le terminó de dar bien eso de hurtar.
Había conocido a una niñita, perteneciente a una reconocida familia por aquella zona de Italia, lugar en el que se había establecido por un tiempo. Ay... sí, aquella chiquilla, Chiara, formaba parte de la familia Fiorotto, eternamente enemigos de los Eis. Pero bueno, eso, es caso e historia a parte....
Tras entablar una bonita y preciosa amistad, Key le entregó una parte de su alma, en forma de lazo negro. Le había cogido mucho cariño a aquella joven, y ese lazo era la forma más bonita y más profunda que tenía de demostrarle lo mucho que significaba ahora para ella.
Tras hablar con la cappo de la mafia, pasó a ser la protectora de aquella joven, Chiara. Pero... su protección, no sirvió de mucha ayuda...
Tras varios enfrentamientos, en los que fue envenenada, y mordida, mordida por los colmillos de un vampiro, la joven peliverde terminó por acudir a Key, tarde, pero acudió.
No había más opción que la muerte para poder enmendar aquellos errores del destino. Key estaba segurísima de que la familia de su nueva, y ahora futura difunta, amiga se encargaría de ella tras lo que iba a hacer, pero no le importaba. Encontraría la manera de devolverle la vida, fuese como fuese, aquella joven tenía que vivir, era especial para ella.
Finalmente, cumplió con su cometido, y con la petición de Chi de acabar con su vida. Y... todo quedó patas arriba. Marianne, la cappo, aparentemente en calma, tomó a Key del pelo, arrastrándola hasta los calabozos. Key guardó la calma, toda ella estaba en calma, y en paz por lo que había hecho. Cuando Marianne se hubo calmado, logró poder explicarle la situación.
Antes de acabar con la vida de la joven, Key se había asegurado de tener bien claro cómo devolverle la vida. La clave estaba... en ese pequeño lazo negro, que anteriormente le había entregado. En él, habitaba una parte de su alma. Nokomis, sacrificaría parte de su propia vida, por la muchacha.
Mientras Chiara no se quitase el lazo, ya fuese colocado alrededor de su muñeca, o alrededor de su cuello, éste le proporcionaría la energía necesaria para seguir viviendo; independientemente de si Key siguiese viva o no, pues aquel trozo de alma, ya no formaría parte de Key, sino de Chi.
Pero... ¿qué pasaba con Key?
-Evidentemente, cambié. Que me quitasen un pedazo de mi alma no iba a ser en balde... ¿no?
Parte de los años vividos por Key, fueron transmitidos al lazo, lo que hizo que, su apariencia, la de una muchacha de dieciséis años, pasara a ser la de una joven de diecinueve. Sus piernas se alargaron, sus pechos se multiplicaron, su rostro se hizo más adulto, su voz menos aguda, más mujer...
Todo lo que ella había estado deseando... dejar de aparentar ser una cría.
-Me gustaría que supiesen que mereció la pena...
Key lo da todo por sus seres queridos. Incluso su propia vida.