-Esta soy yo. Sí, mi nueva y verdadera yo.
Parecía que todo había cambiado, pero cada cosa seguía en su sitio. Aquella casona en la que vivía con su mejor amiga, aquel trabajo a tiempo indefinido que tan bien se le daba, su dulce soledad, sólo su aspecto era diferente... ¿Seguro?
En el momento en el que Noko tomó la decisión de volver a ser ella misma, ya nada volvería a ser como era. Pero todo lo ocurrido no tenía relación alguna con su nuevo aspecto. No, claro que no. Una serie de hechos que no hacen más que empeorar la situación de la pobre Key. O mejorarla, según cómo se mire.
Y cuando hablo de hechos, hablo de personas. Algunas se van, y otras tantas llegan. En esta ocasión, tras varios días sin saber nada de ellas, Key da por desaparecidas a su jefa y a su protegida. Tanto sacrificio por cumplir con su deber, por cumplir con su amistad para con la joven muchacha peliverde, para que ahora le dejasen tirada en la estacada. Sus razones tendrían, claro que sí. Pero, al menos, dejar una nota no hubiera estado mal...
Ahora, tendría que buscarse otra manera de ganarse la vida.
-¿Robar de nuevo? Sería una opción... Pero... ¡Con lo mal que se me da! Siempre terminan descubriéndome... Aunque eso tampoco ha sido nunca un problema, huir es mi fuerte.
Pobre... Ahora que parecía poseer una situación más o menos estable...
-Dar clases de... no. Abrir una tienda de... no, definitivamente no. ¡Aaaaah! ¿¡Cómo lo voy a hacer!?...
"No se nos permite perdurar, ni aun en aquello más íntimo."