Mis manos recorrían cada milímetro de mi rostro, estirando la piel, arrugando mi nariz, pellizcando mis labios. La cosa había salido bien. El hecho de "hacerme emo", como ya habían bromeado algunos de mis amigos, había dado resultado. Al expulsar toda la sangre de mi cuerpo, el programa líquido que envuelve mi cerebro e impregna mi pelo de un color negro intenso, la sustituye, y yo vuelvo a ser yo. Mi pelo vuelve a ser rubio, tal y como era antes, y mis ojos se tornan ambos verdes, haciendo que me sienta más yo que nunca.
Pero no puedo dejar de observarme en el espejo. Algo no ha ido bien, no he tenido esto en cuenta. Mi... mi piel, se ha vuelto morena. ¡Como si me hubiese tostado al sol! Pues igual. ¡Esto no entraba en mis planes! Estoy rarísima... Tardaré en acostumbrarme. Pero... al fin vuelvo a ser yo.
Mi verdadera yo, la que tanto ansío volver a ser...
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