Uno no siempre consigue lo que quiere. Y, cuando lo hace, no siempre se siente todo lo bien que pensaba que se iba a sentir. Bien porque no te llena el resultado, o porque las cosas se tuercen de una manera que no te gusta.
Pero te tienes que resignar... ¿Qué otro remedio te queda?
Lo importante, al fin y al cabo, es que tus seres queridos sean felices.
Si ellos lo son, yo también.
O eso quiero pensar.
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